Sin agua, sin luz y sin techos, así se empezarán las clases

De acuerdo al cronograma de trabajo del Ministerio de Educación, los maestros de educación primaria y docente de nivel básico que trabajan en lo público reanudarán hoy sus labores en los centros de educación. Previo a ello, la cartera de Salud emitió un acuerdo en el que establece las normas sanitarias de Prevención y Control de Infecciones por SARS-CoV 2.

Los maestros regresarán sin conocer la situación real de los establecimientos, un ciclo escolar que se prevé será híbrido (presencial y a distancia), según el semáforo epidemiológico dado por el Ministerio de Salud. En el convenio se enumeran varias medidas que deben cumplir las escuelas para recibir a los estudiantes, entre estas: sistema de vigilancia y control sanitario, monitor de salud escolar, protocolo sanitario y la aplicación de un proceso de notificación a la cartera de Salud y las infracciones en las que puede incurrir. 

Una de esas medidas que deberán cumplir, es que los establecimientos deben contar con estaciones de higiene de manos, con agua y jabón, además después de cada jornada habrá que desinfectar el aula. 

Sin agua y sin muros perimetrales, la escuela de la aldea Florido

En el kilómetro 69.5 de la ruta que conduce a Siquinalá, Escuintla, en medio de plantaciones de caña de azúcar,  se ubica la aldea Florido, Aceituno.  “Norma Barillas de Torres, Senadora del estado de California, Orgullo de Escuintla”, dice una placa de metal que señala la entrada al pueblo.

La aldea cuenta con más Iglesias evangélicas que escuelas públicas, y en días calurosos la temperatura alcanza los 32 grados centígrados.

A escasos metros de la carretera principal está la Escuela Oficial Rural Mixta Aldea Florido Aceituno, y al final del pueblo se ubica el Centro de Educación Integral (PAIN) Aceituno, que atiende a los más pequeños de la comunidad.

El último reporte del Ministerio de Educación registra que en Escuintla existen 202 centros educativos que requieren de reparaciones de agua y saneamiento, además de otro tipo de infraestructura. Para los vecinos del lugar, ambas escuelas de la aldea seguramente forman parte de ese listado de centros que requieren trabajos.

César Estrada, presidente del Consejo Comunitario de Desarrollo Urbano y Rural (Cocode) indica que los dos centros educativos atenderán este año un aproximado de 600 niños. Pese al número de población estudiantil que se prevé, los dos establecimientos fueron abandonados por el Estado desde el inicio de la pandemia en 2020.

“Todo lo que tiene que ver con las instalaciones está mal”, refiere el entrevistado. Explicó que a la escuela de primaria se le han realizado mantenimientos mínimos con fondos que recibieron y con los que se compró  pintura hace dos años.

Pese a que hay tres fuentes de agua y un pozo mecánico en la aldea, dicha escuela solo cuenta con un depósito de agua para una población de estudiantes de primaria. Sumado a ello, no cuenta con personal de mantenimiento, por lo que los centros se encuentran abandonados. 

La escuela PAIN es la que se halla con mayores daños. El muro perimetral colapsó el año pasado luego que el río cercano se desbordó y causó daños a las casas de 25 familias que están en los alrededores del centro educativo. Estrada recordó que la última vez que se realizaron trabajos de remozamiento a la escuela fue hace siete años. 

En la aldea en donde ya casi nadie usa mascarilla, los vecinos únicamente saben que las clases iniciarán el próximo 21 de febrero y al preguntarles si existe algún protocolo para que los niños regresen, la respuesta es que todos están vacunados. El semáforo epidemiológico coloca a Escuintla con color rojo y reportaba hasta principios de este mes más de 23 mil casos acumulados y más de 800 muertes a causa del COVID-19. 

La escuela abandonada de Las Escaleras

A orillas de la Sierra de las Minas, en jurisdicción de San Agustín Acasaguastlán, El Progreso, se ubica la Escuela Oficial Rural Mixta Aldea las Escaleras, uno de los 127 centros educativos de preprimaria y primaria que están en el municipio. Para llegar a ella hay que viajar unos 125 kilómetros desde la ciudad capital, unas tres horas, y luego subir 25 kilómetros en un carro doble tracción. 

El camino es conocido como de “herradura”, ya que son pocos los  metros que están balastrados. La señal de teléfono es débil y no todas las casas de la aldea cuentan con energía eléctrica, mientras que el agua es abastecida por una fuente natural que está a más de tres horas de la aldea a pie.

La jornada para todos inicia a las cuatro de la madrugada y termina pasado el mediodía. Desde que fueron suspendidas las clases en 2020, la situación de los niños de la aldea cambió, pues la mayoría de ellos se dedican al corte de café y a la siembra de maíz y frijol 

La escuela que prevé tener este año más de cien estudiantes tiene tres aulas, tres estufas de leña y dos baños portátiles. Sumado a ello, los maestros tienen que viajar diariamente a la aldea y alquilar mensualmente un vehículo para que los lleve al lugar. La energía eléctrica y el agua, son dos servicios ausentes en el centro educativo.