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El cirujano dentista Román Carlos falleció ayer temprano en la madrugada. En diversos círculos del país lo reconocían como una persona con calidad humana y profesional, que trabajó siempre para los guatemaltecos, especialmente para los desposeídos.
Se graduó de diversificado del Liceo Javier, era miembro de la Promoción 13.
Sus compañeros lo recuerdan como un verdadero amigo y estudiante y posteriormente profesional destacado, pero sobre todo generoso, desprendido y solidario con su prójimo. “Su partida ha causado un efecto muy grande en todos sus compañeros y amigos”, relata uno de sus compañeros de estudio.
Hasta ayer fue el Director de la División de Patología, Centro Clínico de Cabeza y Cuello, miembro del departamento de Patología del Hospital Herrera Llerandi y miembro del Departamento de Patología, Integra Cancer Institute.
Se graduó de Cirujano Dentista, egresado de la Universidad de San Carlos de Guatemala, fellowship de Medicina Oral y Patología, Scripps Clinic and Research Foundation, en La Jolla, California, y después realizó estudios de especialización también en Patología Oral en Gainsville, Florida, en Estados Unidos.
Entre sus múltiples reconocimientos de especialidad y afiliaciones se encuentran el cargo de presidente de International Association of Oral Pathologists, durante 2004 a 2006. Fue vicepresidente de la Asociación Guatemalteca de Patología, adscrita al Colegio Médico de 2004 a 2006.
Fue miembro fundador de la Facultad de Odontología de la Universidad Francisco Marroquín y docente durante 13 años.
Hasta antes de su deceso, fue miembro del Consejo Editorial de varias revistas científicas indexadas como Oral Surgery Oral Medicine, Oral Pathology Oral Radiology, editadas en Estados Unidos, Oral Diseases y Oral Oncology, editada en Inglaterra, entre otras publicaciones científicas.
Fue autor de capítulos en seis libros, incluyendo Clasificación de Tumores de Cabeza y Cuello de la Organización Mundial de la Salud.
Durante el periodo de 2007 a 2020, realizó varias publicaciones junto a reconocidos profesionales, relacionados a patología oral y especialmente en la zona maxilofacial.
“Fue un hombre que lo dio todo, siempre fue caritativo, un ser de servicio, luz, amor y entregado en alma a todo lo que hacía”, recuerda la doctora Carmen Lorena Ordóñez Samayoa.
El doctor Rafael Mejicano Díaz enfatiza que Román se caracterizó por ser un gran investigador de la patología oral, “nadie mejor que él en este campo”. Agrega que el profesional fue propuesto este año para ocupar el cargo de vicepresidente de la Sociedad Americana de Patología Bucal. “Se fue Román, dejando un gran vacío de investigación y ciencia que tanta falta le hace a la salud oral en estos tiempos tan difíciles de pandemia”, recalca.
El doctor César López recuerda que recientemente sostuvo una conversación con Román, quien le compartió acerca del extenso archivo de casos que se encuentran clasificados y documentados en su laboratorio, y de su interés porque fueran utilizados como material de estudio y fuente de aprendizaje para futuras generaciones.
“Su trayectoria ha dejado una impronta, indeleble y a la vez brillante carrera, que seguirá marcando derroteros y abriendo brechas en el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades que afectan la cavidad bucal y sus áreas adyacentes”, acota López.
El doctor Adalberto Mosqueda explica que por cuatro décadas compartió experiencias con Román y aprendió de su generosidad y constató su altruismo y dedicación con sus pacientes, y sin duda reconoce y admira su enorme calidad como profesional y gran ser humano, “siempre justo, con actitud crítica y gran ética en su actuar”.
Román Carlos, quien era un gran orador, fue columnista connotado de elPeriódico, a donde enviaba artículos de forma frecuente.
Moncho, como lo llamaban sus familiares y amigos, murió con una demanda frívola de una empresa farmacéutica, por denunciar que gracias a la corrupción galopante del país, los guatemaltecos pagamos los precios más altos de las medicinas a escala global.
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