Los investigadores han desarrollado estructuras artificiales similares a las células utilizando materia inorgánica que ingieren, procesan y expulsan material de forma autónoma, recreando una función esencial de las células vivas, según publican en la revista ‘Nature’. El estudio ofrece un modelo para crear «imitaciones de células», con aplicaciones potenciales que van desde la administración de fármacos hasta la ciencia medioambiental. Una función fundamental de las células vivas es su capacidad de recoger energía del entorno para bombear moléculas dentro y fuera de sus sistemas. Cuando se utiliza la energía para mover estas moléculas desde zonas de menor concentración a zonas…