¡Muerte en cámara lenta!
Ante los indiferentes ojos de la Corte de Constitucionalidad y el Congreso nuestra más querida institución, La República, muere asfixiada en su propia sangre tras la continua violación en masa de los preceptos constitucionales que fijan periodos para el ejercicio de las funciones de los Organismos del Estado, permitiendo que las cortes usurpen el cargo ya por más de tres años…