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En los últimos días Guatemala ha sido víctima de la arbitrariedad de la madre naturaleza. Lamentablemente, en el país de la eterna primavera cualquier atisbo de lluvia es sinónimo de terror e incertidumbre. Sin embargo –como ya es costumbre– el instinto chapín nos hace preguntarnos: ¿A quién culpamos en esta ocasión? Si bien, puede argumentarse que las carencias a nivel de infraestructura son, ‘a priori’, culpa del aparato estatal, lo cierto es que tanto los mandatarios de turno como la ciudadanía guatemalteca comparten una porción de responsabilidad. Es indispensable aclarar que los colapsos de las bases sobre las cuales nos…
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