Una experiencia íntima
Éramos un grupo reducido de 30 personas, porque el espacio no daba para más.
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Éramos un grupo reducido de 30 personas, porque el espacio no daba para más.
Llovía afuera, por dentro me calentaba un vino tinto y pensé que era la noche perfecta para ir al teatro. Había probado una nueva cepa —una ‘garnatxa’, española— y supuse que podía probar un nuevo tipo de teatro también. El tinto y el teatro son buena combinación, no porque compartan consonantes ni consumidores nostálgicos, pero porque el primero estimula lo justo al comensal del segundo. El sábado pasado visité por primera vez las instalaciones de Escenarte, ubicadas en la zona 14 de la capital. Una casona típica del área adecuada a las necesidades de aquel arte tan rico como exigente.…
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