Articulación y diálogo para la defensa democrática
La sociedad no tiene opción.
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La sociedad no tiene opción.
En Guatemala, el régimen político ha devenido disfuncional, desde siempre. Así, por ejemplo, nuestra pomposa “etapa democrática” resultó llamarada de tuzas. Reimpulsada, con enorme expectativa, con la firma de la paz “firme y duradera”. Un sueño de prosperidad y Estado de derecho que no pasó de eso: un sueño. De aquellos años para acá, socialmente nos fuimos “olvidando” de la política y dejamos que profesionales del oficio: generalmente sujetos marrulleros o de negra entraña, se apropiasen de la institucionalidad pública. Al punto de que fue necesario otro sobresalto —2015— para despedir a la cabeza de la gavilla. Aún en el bote. Luego volvimos a hacer mutis de política y calles y hasta arropamos con voto popular a sujetos de la antipolítica. A juzgar por los resultados: burócratas chapuceros. Así, la debacle: anterior gobierno y este. Abandonaron, sin emprender su tarea constitucional: gobierno de la nación y procurar bien común.
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