Pagando los platos rotos de Rusia
“Las naciones que caen peleando se levantan y las que se rinden mansamente mueren” (W. Churchill).
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“Las naciones que caen peleando se levantan y las que se rinden mansamente mueren” (W. Churchill).
En tanto en las fantasmales ciudades de Ucrania se continúa paseando la muerte y la desolación y en sus frigoríficos no caben ya los cadáveres de los soldados rusos, negados y abandonados como basura por Moscú, sus padres, madres y hermanos indignados claman por su retorno para poder darles un entierro digno, entierro negado por el Kremlin, para esconder la debacle, el caos y la vergonzosa situación a la que el carnicero de Rusia ha expuesto a su país ante el mundo. Y qué decir de las fosas comunes en Mariúpol, con casi 9 mil cuerpos plenamente identificados y tantas otras relevantes atrocidades, para terminar siendo conducidos imperceptiblemente como borregos al matadero, por el aparato de noticias de Moscú en las redes sociales, desviando nuestra atención a temas tan decadentes y vanos como la cachetada del artista Will Smith o los morbosos relatos del juicio de Johnny Depp. Y así
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