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Las desgracias se han acumulado dentro de lo que hasta hace unos años fue el Palacio Nacional. Todo comenzó cuando fue abandonado durante el gobierno de Arzú. El señor tenía sus razones para ello. La principal, saltarse a la torera aquellos molestos espectáculos humanos: los grupos de ciudadanos que llegaban a la Plaza de la Constitución a protestar por cualquiera de las infinitas causas que llevan a protestar en este país. (Siempre que no haya un Ministro de Gobernación que envíe a la Policía a arrastrar periodistas por el asfalto frente a otro edificio que también ha perdido su prestancia:…
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