Ahogados en el presente y sin futuro viable
Nuestro caso es la conjugación de todos esos vicios, en manos de quienes estaban llamados a promover todo lo contrario.
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Nuestro caso es la conjugación de todos esos vicios, en manos de quienes estaban llamados a promover todo lo contrario.
Guatemala es hoy un laboratorio permanente de exclusión, de rechazo constante a la vida y negación de los derechos de los cuales, en teoría, somos portadores como seres humanos. Cuando creemos que ha llegado el final de los retrocesos, aparecen eventos que nos indican cómo los pactos de poder vigentes y con aires de prepotencia quieren seguir imponiendo sus códigos para limitar todo lo que esté a su paso, en especial aquello percibido como incómodo. Reducir los ámbitos de acción se ha convertido en tendencia, uno de los rasgos favoritos de los modelos autoritarios en ascenso. Ese despliegue está presente en el contenido del reciente decreto 18-2022; en las narrativas incongruentes, absurdas y maliciosas expresadas en el acto del pasado miércoles 9; así como en la imposición de la lógica de la cooptación de las “instituciones”, comenzando por el Ministerio Público. Lo peor de esta perversa agenda destructiva es su
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