Molière en Tulumaje
Lado B
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Lado B
Descubrí a Molière en un librito de pastas azules que una de mis abuelas guardaba con esmero y que yo conservo hasta la fecha. Fue de lo poco que pude rescatar de su casa en Tulumaje, una comunidad en donde ella se encargó de la escuela por años. Era una edición en ese formato casi diminuto que caracterizaba a la colección Crisol de la legendaria editorial Aguilar, que reposaba envuelto en papel parafinado, entre silabarios y libros de texto, en un descalabrado trinchante que hacía de librera. Siempre me pregunté cómo había llegado ahí, qué diablos hacían las preciosas ridículas…
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