Hostilidades a flor de piel
Lucha por la hegemonía.
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Lucha por la hegemonía.
Para quienes nos sentimos más identificados con el pensamiento democrático-republicano, vemos con inquietud el deterioro interno de sociedades que habían reflejado instituciones y conductas tradicionalmente iluminadas por dicho pensamiento. Un deterioro de las democracias, cediendo al poder del más fuerte, de dictaduras, a veces explícitas y otras solapadas, que, sin importar la ideología que pregonen los gobernantes (izquierdas, centros o derechas), terminan cooptando todas las instituciones, eliminando los pesos y contrapesos, reduciendo las libertades cívicas e individuales y persiguiendo a sus adversarios políticos o a quienes no se pliegan a sus imposiciones o arbitrariedades, eliminando el libre juego democrático. Pero no debemos confundir estas distintas concepciones sobre estilos de gobernar que persisten desde la Grecia antigua, caracterizadas por Atenas y Esparta, con la lucha hegemónica que se ha venido profundizando, no solo entre los Estados Unidos de América (EUA) y China, sino también, a otro nivel, entre Estados Unidos y
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