El proyecto
“Apostarle a la cultura de paz”.
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“Apostarle a la cultura de paz”.
Hay proyectos que jamás deberían dejarse en el parqueo. Porque son torales. Proyectos que no terminan de construirse porque hay quienes los empolvan sistemáticamente, quizá porque son fundamentales para convivir dignamente y buscar soluciones conjuntas a los problemas tan serios que enfrentamos. La interculturalidad como un proyecto transformador debería rebasar la idea de tolerancia y el sentimiento individualista de aceptación del “otro”. Debería ser vista e interpretada como escenario político, social y económico capaz de romper con la “dicotomía” indígena-no indígena, para incursionar en una esfera de redefiniciones y transformaciones estructurales de Estado. Ahí en donde la equidad y la participación igualitaria fueran base de renovadas visiones. Durante las últimas décadas, las reivindicaciones de los pueblos indígenas también pasaron de su carácter de denuncia a ser plasmadas en interminables folios de acuerdos nacionales e internacionales, en leyes y hasta en la misma Constitución, esperando que llegue su momento de implementación
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