La vieja tarima
Al desvanecerse la luz, creí ver en el fondo del escenario, la figura egregia de Jorge Álvaro Sarmientos aplaudiendo a su crío Igor.
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Al desvanecerse la luz, creí ver en el fondo del escenario, la figura egregia de Jorge Álvaro Sarmientos aplaudiendo a su crío Igor.
Fue gracias a la Revolución de Octubre que, los patojos de ese entonces pudimos presenciar y escuchar un concierto sinfónico. En esos años se fundó la Orquesta Sinfónica Nacional (antes solo existía la Orquesta Progresista que dirigía don Gastón Pellegrini). Los conciertos se realizaban en el teatro Lux, en el Capitol y después en el Conservatorio Nacional, desde donde disfrutamos por mucho tiempo de conciertos hermosos. En ese tiempo la orquesta la conformaban músicos de primera: los maestros Archila, Pinillos, Ortíz, Paniagua, Avelar, Ciudad Real, Kuba, Rodríguez, y acariciando los timbales: Jorge Sarmientos. Recordamos al maestro Avelar quien con su violín marcaba el LA clásico de afinación para toda la orquesta. Luego, ingresaba el Director que se subía en una sólida tarima de madera. Mes a mes y año con año, se repitió la misma escena, y así fue que tuvimos el placer de ver dirigir desde esa tarima a
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