¿Y por qué es atingente aquello? En el mundo, muchos de quienes ejercen el poder han echado mano de un dicho perverso de la política que aconseja que “nunca desperdicies una buena crisis”; y en ese espíritu han aprovechado “el trono” para satisfacer -con todo tipo de intenciones- muchos de sus deseos y caprichos ideológicos y polìticos. Posados en el trono han encontrado que pueden mandar, ordenar, prohibir, regular y controlar a una masa ansiosa por ser mandada, ordenada, prohibida y regulada. Incluso si para ello tienen que violar la ley y el orden constitucional. En casi todo el mundo la libertad individual de producir, consumir, intercambiar y servir, sin coerción, ni privilegios está bajo ataques constantes, cuando no ha sido pisoteada sin más. Igual suerte corre la libertad de expresión. En España, por ejemplo, el Jefe de la Guardia Civil, dejó ir que ese cuerpo policial estaba trabajando en