Los caballos de hierro, locomotoras y vagones, están en el imaginario colectivo como referencias del progreso. En las películas de vaqueros, la llegada del tren significó integración del lejano oeste, agreste y salvaje, a los centros urbanos costeros, a Boston y San Francisco, donde prosperaba la inteligencia y las comodidades. La construcción de las líneas férreas significó una gran aventura de inmigración, así como demandó un inmenso esfuerzo para contener a los cuatreros. De ese logro gigante, se saltó a la carrera espacial. En el viejo mundo, los trenes de la reina Victoria implicaron el afianzamiento del imperio británico, su integración y expansión. Hoy tienen otras opciones, hay aviones, carreteras sorprendentes, túneles increíbles, pero el tren sigue siendo puntual y efectivo para transportar a los británicos de un punto al otro del Reino Unido. ¿Qué harían sin el tren en la India para mover multitudes en extensiones tan inmensas?