¿Nueva oportunidad o continuar con el mal viejo?
Esta democracia, aunque sea impuesta, requiere de una ciudadanía activa, y en ese sentido, una de las propuestas feministas para lograrlo es atrevernos a soñar.
Publicidad
Esta democracia, aunque sea impuesta, requiere de una ciudadanía activa, y en ese sentido, una de las propuestas feministas para lograrlo es atrevernos a soñar.
Al hacer un ejercicio de reflexión con chicas y chicos de 17 años, sobre cómo nos han enseñado a pedir, concluimos que el ruego, la súplica y la casaca –forma elegante de decir manipulación, chantaje o mentira– son las maneras que hemos aprendido a demandar lo que queremos. La noción de que cada persona tiene derechos y la certeza de que ir más allá del derecho establecido es pensable y posible, todavía es lejana en muchos casos. Las certidumbres de hoy, en permanente cuestionamiento por la práctica misma, nos conflictúan al punto de que preferimos lo conocido, aunque sea malo, frente a lo nuevo que nos plantea caminos para avanzar hacia otros rumbos. Esto es producto del funcionamiento de los mecanismos de ideologización que instalan un sentido común “único y normal”, que el modelo civilizatorio impone para perpetuarse. Estas ideas, cuyo aparecimiento desconocemos y calificamos como perpetuas en la
Publicidad
Publicidad