El bienestar de nuestras familias y de nosotros mismos depende en buena medida de la salud de nuestras finanzas. Todos enfrentamos presiones económicas y debemos priorizar en qué invertir nuestros recursos, que son limitados, pues no es posible hacerlo todo. La chamarra solo cubre una parte de nuestras necesidades. Hay preguntas que asaltan por la noche y quitan el sueño a muchos: ¿alcanzaré a llegar a fin de mes? ¿Tendré que solicitar de nuevo un adelanto? ¿Podré pagar todas las facturas? ¿Podré honrar mis compromisos? ¿Tendré que buscar un segundo empleo para cubrir todo? ¿Lograré guardar dinerito para enganchar la casa? ¿Tendré que topar la tarjeta de crédito de nuevo? ¿Lograré lo que me he propuesto hacer? Para algunos, aquellos que logran ser más previsores y ordenados, la tarea se simplifica y no enfrentan estas tensiones, pues hallan una ruta para organizarse y mantener la calma. Tienen claras sus