Candidaturas para Alcalde
De haber quedado Sinibaldi nuestra capital estaría hoy en trapos de cucaracha.
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De haber quedado Sinibaldi nuestra capital estaría hoy en trapos de cucaracha.
Los desaparecidos patriotas anaranjados, hoy encarcelados, desaparecidos o discretamente confundidos en el bosque, emprendieron en la penúltima campaña electoral una batalla audaz para tomar la municipalidad capitalina. El rostro de Alejandro Sinibaldi, con la sonrisa de dientes impecables, saludaba por toda la ciudad en aparatosa campaña de vallas. La suya fue la más cara de nuestra historia por un puesto edilicio. Invocaba el cambio, asegurándole a la población que la ciudad modelo, que quieren imitar otros municipios, que asombra tanto a los migrantes que regresan de vacaciones a visitar a los suyos, y a los visitantes, no era sino pura estampa. Proponía construir viaductos en segundo nivel y hacer brotar agua por arte de magia, con proyectos millonarios que ni siquiera hubiera llevado a planos en el corto espacio de su mandato. Contó con el inusitado respaldo público de Otto Pérez Molina, quien sin haber ganado la presidencia y
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