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El gobierno sigue operando con déficit fiscal. El principio del equilibrio presupuestario dicta que el Presupuesto del Estado no debe tener déficit ni superávit (exceso de los ingresos sobre los gastos). No rechaza el déficit fiscal en forma absoluta, ya que lo considera como un mal tolerable únicamente en situaciones excepcionales (catástrofes, desastres, guerras), en que hay que recurrir, de manera limitada, al crédito público o privado. En Guatemala, como respuesta a la espiral inflacionaria y devaluación galopante que vivimos a finales de los años ochenta, gracias a un descomunal déficit fiscal que fue financiado con emisión inorgánica, se incorporó en la Constitución una disposición que prohíbe que el Banguat financie al gobierno, exceptuándose cuando se presenten casos de catástrofes o desastres públicos, siempre que el Congreso lo apruebe con el voto favorable de, por lo menos, las dos terceras partes de los diputados. No obstante, el gobierno, lejos de
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