Un trofeo de karate y el mérito
“Papá dice que somos especiales”.
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“Papá dice que somos especiales”.
Era un niño como de siete, u ocho años. Entró a la fiesta en casa de mi hermano con su karategi, o algo así, y con un trofeo en su mano. Cuando se acercó a saludar, le dije: “¡Ganaste un trofeo!”, y el patojito, con cara de fastidio me contestó: “Nos dieron a todos”. A su corta edad, ese chiquillo sabe que un trofeo tiene valor si uno se lo ha ganado; y que carece de valor si todos los participantes reciben uno independientemente de los resultados de su desempeño. Hace poco leí que, durante los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Buenos Aires, no hubo medallero oficial, no por error, sino porque la idea era “celebrar por igual el esfuerzo de todos los atletas”. Me recordó una escena de Los increíbles en la que Dash le dice a su madre: “Papá dice que somos especiales”; y Helen le contesta:
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