Pan y tortilla
Gustan por igual.
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Gustan por igual.
Guatemala es un país mestizo, pero no solo de sangre, sino de costumbres. Comemos pan y tortilla, siempre y cuando se pueda, o dispongamos de recursos; es decir, si hay trabajo y como consecuencia ingresos. No somos exclusivos de una opción u otra, aunque existan por supuesto preferencias. La costumbre urbana de provincia es alternar el consumo. El pan tiene su hora de salida en las panaderías, y a la gente le gusta comer fresco y todavía caliente el pan dulce (pequeñito como en ninguna parte del mundo, al lado del exceso del mollete que es un volcán nevado), y el pan tostado y el desabrido. A la hora de la refacción sale el pan caliente, y se antoja un cubilete, batido, margarita o royal, o una champurrada para empapar en la taza de café, o las hojas y hojaldras bañadas de azúcar, y una larga lengua
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