La vileza de la prisión preventiva
La prisión preventiva no debe ser usada como castigo para quien no ha sido oído y vencido en juicio.
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La prisión preventiva no debe ser usada como castigo para quien no ha sido oído y vencido en juicio.
En casi todo el mundo –y en una medida, o en otra– las cárceles son lugares de degradación humana, hacinamiento, delincuencia, incuria, corrupción, irresponsabilidad, impunidad abusos de poder y violencia para mencionar algunas de las circunstancias en las que viven millones de presos. Y en los países en los que el Estado de derecho es precario, o inexistente, las condiciones son peores, aunque a las cárceles se les llame granjas penales de rehabilitación, o de otra forma “fancy”. La cárcel, o sea la privación de libertad, es la consecuencia jurídica para ciertos actos de aquellos que, en palabras de John Locke, se pusieron en “estado de guerra” contra otras personas, y para aquellos que, no siendo criminales, han cometido delitos. Por eso es que la pena de cárcel debería responder a la justicia y no a la venganza. Por eso es que la prisión preventiva no debe ser usada como
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