Hannibal habla
buscando a syd
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buscando a syd
Carta.– Esta es la hoja y los signos que no leerás, cubierta por las sales bravas del insomnio. Quiere decir que esto tan tuyo nunca llegará a tus manos, desaparecerá en el perro silencio, se irá río abajo, a las ciudadelas sitiadas, en donde todos los mensajes se suicidan con una pistola blanca, de un disparo en el vientre. Este es nomás un fragmento de una infinita comunicación que jamás conocerá su hora. La carta, pues, que no escribí, que ya borré o que no fue enviada. Y si no fue enviada, es porque no quiero dejar de habitar la única casa que me queda, después de la hecatombe: la casa ronca del silencio. Podemos matarlo.– De veras podemos. Así, a palazos. Podemos borrar su rostro a golpes. Es solo tu esposo. Retorno del soldado.– Volviste soldado a las 10 o a las 4 a un país que ahora
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