Los estorbos del multilateralismo
Más allá del discurso chocante de Trump, hay una gran verdad en sus palabras, solo en estos organismos el que paga la fiesta no pone la música.
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Más allá del discurso chocante de Trump, hay una gran verdad en sus palabras, solo en estos organismos el que paga la fiesta no pone la música.
La semana pasada el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, advirtió que dicha organización está en riesgo de quedarse sin dinero e hizo un llamado a los países para que paguen sus cuotas “a tiempo y en su totalidad”. El secretario general también mostró su preocupación por lo que parece ser una tendencia y no un retraso habitual de parte de muchos de sus miembros, en particular el que más apoya financieramente a la ONU, los EE. UU. Pero antes de quejarse, Guterres debería reflexionar sobre la crisis del multilateralismo que organizaciones como la suya encabezan. Cada vez resultan más onerosas las organizaciones internacionales y regionales que atienden sus mandatos solo en resoluciones, en discursos y en condenas morales, pero no en acciones. Desde inicios del siglo XXI la estética es lo que predomina en los programas internacionales, no importa tanto que algo funcione si
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