Roxana Baldetti: entre el descaro y lo absurdo
A Baldetti no le importó mentir declarando que “por la vida de su madre no había robado ni un centavo”.
Publicidad
A Baldetti no le importó mentir declarando que “por la vida de su madre no había robado ni un centavo”.
A Baldetti, como vicepresidenta (2012-2015) no le bastó esquilmar a su país, llevarse hasta el último centavo de toda institución y presupuesto que estuvo a su alcance. No le importó enriquecerse a costa de mantener a más del 50 por ciento de niños con desnutrición, dejar a los hospitales sin medicamentos, que las escuelas públicas se desplomaran o que las mujeres de su misma edad, del campo y la ciudad, trabajaran 14 horas devengando un salario mínimo de US$300 mensuales. A Baldetti no le importó mentir declarando que “por la vida de su madre no había robado ni un centavo”. Tampoco engañar a su familia y herir a otras, argumentando que ella y el expresidente Otto Pérez Molina trabajaban por Guatemala. A Baldetti no le fue suficiente subirse a los escenarios convirtiendo en circo la política para presentar a Alejandro Sinibaldi como el sucesor de La Línea de corrupción que
Publicidad
Publicidad