El lamentable papel de la ONU en Nicaragua
Ya es hora de que las Naciones Unidas hagan algo para detener el baño de sangre en Nicaragua.
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Ya es hora de que las Naciones Unidas hagan algo para detener el baño de sangre en Nicaragua.
Finalmente, el Secretario General de las Naciones Unidas Antonio Guterres ha emitido un comunicado sobre la escalada de la violencia en Nicaragua, donde han muerto por lo menos 264 personas en las manifestaciones antigubernamentales de los últimos tres meses. Pero su declaración, además de ser tardía, es lamentable. Guterres dijo en un comunicado que está “profundamente preocupado” por “la violencia continua e intensificada en Nicaragua”, así como por el ataque del 9 de julio contra sacerdotes de la Iglesia Católica que actúan de mediadores en la crisis. También pidió a “todas las partes” que se abstengan del uso de la violencia. Pero, vergonzosamente, omitió decir que casi todas las muertes fueron causadas por el régimen del presidente Daniel Ortega. Todas las principales organizaciones de derechos humanos coinciden en que la mayor parte de la violencia viene de un lado: la Policía y los paramilitares de Ortega. La Comisión Interamericana de
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