Grabación
buscando a syd
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buscando a syd
Gloriosa.– La mujer se levanta de la mesa. Todo el mundo ya la ha visto, ha visto su fulminante silueta, anotado su reverberante minifalda, y también los sofisticados tacones, su halo, su risa, su juventud. Todo el mundo de hecho la sigue viendo, mientras ella cruza, con aplomo natural, garbo, gracia, el fino restaurante de autor. Es gloriosa. Una quimera. La mujer ingresa al baño, se mete a una de las cabinas, en donde procede pulcramente a vomitar. El último hombre.– No mueras. Lucido hombre: no mueras. El esmog es más denso que nunca, y las teologías del mercado ya han sido combinadas. ¿Quién dirá la Decencia si mueres? ¿Quién nos recordará lo que se puede hacer con un muñón? La noche es violante, es velluda. Después de ti solo las ratas. Todas tus palabras.– ¿Puedes hablar más alto? No, no te puedo escuchar. Veo sí tus labios moverse, pero
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