Sin querer queriendo
Por dicha los sueños sueños son, mientras la tecnología no les meta mano.
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Por dicha los sueños sueños son, mientras la tecnología no les meta mano.
El tiempo se va sin avisar y como si nada, falta poco para que Jimmy abandone el guacamolón en el plazo establecido si el destino no dispone otra cosa. Cuentan porai que cuando está con sus farolazos entre pecho y espalda dice que era más feliz vendiendo plátanos y huevos de iguana cosidos en la Terminal, que en un cargo para el que no nació. A estas alturas ya se arrepintió y no quiere que lo quieran sino que lo dejen tranquilo como Camilo y entre más pronto entregue la pacaya o le hagan el favor de quitársela mejor, por el miedo de parar trastornado y de asomarse al balcón presidencial donde siempre le mientan la mother sin dar motivos suficientes para un atropello de ese tamaño, de moda en un país en el que nadie está de acuerdo con nada y todos están contra todos, sin imaginar los que
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