FILGUA
Sin lectura, nuestro pensamiento será estéril y ajeno a la historia.
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Sin lectura, nuestro pensamiento será estéril y ajeno a la historia.
Basta con exponerse a un chat de WhatsApp, para poner en evidencia la carencia de lectura de una abrumadora mayoría. La patética ortografía no es más que la punta del iceberg, la desinformación es la parte toral de nuestra poca exposición a este imprescindible hábito. Sin lectura, estamos condenados como sociedad. El pulso ideológico que se genera a partir de la lucha en contra de la corrupción y la impunidad, es el perfecto ejemplo. Sin una base histórica y dejándose llevar por la emoción, la coyuntura y las experiencias personales salen en defensa de preceptos que requieren de un profundo estudio. Muchos, quienes sin el menor de los cuidados emiten opinión, crean tendencias entre sus semejantes y alimentan la polarización y el divisionismo. Defender ideas, posturas y movimientos es necesario, de hecho, es parte de lo que nos caracteriza como sociedades pensantes. El problema radica cuando se hace desde la
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