Cuatro premisas para negociar la rendición
La tarea es nuestra, de este pueblo protagonista de la primera revolución pacífica del siglo XXI, pero Nicaragua necesita y merece el apoyo internacional para aprovechar esta oportunidad histórica.
Publicidad
La tarea es nuestra, de este pueblo protagonista de la primera revolución pacífica del siglo XXI, pero Nicaragua necesita y merece el apoyo internacional para aprovechar esta oportunidad histórica.
En la soledad de su búnker en El Carmen –el enclave del Estado-Partido-Familia–, el presidente Daniel Ortega se tomó cinco días para “reflexionar” sobre la agenda de justicia y democratización y la hoja de ruta para su salida del poder que le presentaron los obispos en nombre del Diálogo Nacional, y después de haber masacrado a más de 131 personas desde el 19 de abril, añadió más de treinta víctimas a la matanza desatada por sus fuerzas paramilitares, aumentando el saldo fatal a 164 personas y miles de heridos. Ortega envió una carta a la Conferencia Episcopal de la Iglesia católica, en la que aún no se atreve a esbozar su capitulación ante la revolución cívica que demanda su renuncia, pero acepta entrar en una negociación que ya no tiene vuelta atrás. Lo sorprendente es que en su círculo político cercano y ampliado, los dirigentes partidarios del FSLN, incluidos los “históricos”,
Publicidad
Publicidad