Una catástrofe inesperada, una reacción alentadora
Como ha sucedido siempre ante los desastres naturales, la reacción solidaria de las y los guatemaltecos ha sido ejemplar.
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Como ha sucedido siempre ante los desastres naturales, la reacción solidaria de las y los guatemaltecos ha sido ejemplar.
Hace una semana, el volcán de Fuego provocó una de las mayores catástrofes volcánicas de la historia reciente en el país. No fue una erupción violenta, fue algo mucho peor, una erupción gigantesca, acompañada de gases y de desprendimientos de partes significativas del volcán que hicieron que las defensas naturales, como la gigantesca barranca que separa este volcán del proyecto La Reunión o de la comunidad de San Miguel Los Lotes, fuera insuficiente y que las correntadas llegasen hasta comunidades ubicadas a varios kilómetros de distancia, como la comunidad de El Rodeo, y que siguiendo el curso de los ríos generara problemas incluso más allá de Escuintla. Una catástrofe inesperada. La primera preocupación es la de las víctimas, personas de todas las edades que no pudieron salir de sus casas y comunidades a tiempo. Una cifra que aumenta, día a día, y un fuerte dolor al pensar en la cantidad
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