Pues eso. Así se nos vino junio, y con él la segunda mitad del año. Es momento de decirnos, una vez más: “Este año va volando”. Así es, ¿no? Nos entretenemos con el día a día, con la actividad cotidiana, y de pronto, en una pequeña reflexión –muy corta para hacer alguna diferencia– nos damos cuenta que un buen trecho de tiempo ha pasado sin que nosotros realmente lo hayamos notado. Y así llega el parteaguas, el tamiz, el separativo entre los pilotos y los pasajeros de la vida. Acá es donde se le afloja el muelle a los insulsos, a los que parten cada año con una verborrea de “propósitos” pero carecen de la disciplina, la ambición y el amor para hacerlos realidad y, por otro lado, quedan los pocos, los determinados, los que se comprometen a diseñar su vida y viven según sus propios términos. Medio taco de