El mes de octubre
SOBREMESA
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Los últimos días de septiembre corrían ligero para todos los escolares de la ciudad de Guatemala. Octubre fue siempre para mí, un mes adusto y gris, no solo por la lluvia, los charcos y los paraguas, sino porque debía dedicarme al estudio, a prepararme para los exámenes finales o como era mi caso, aprender de golpe y sopetón todo aquello que se había quedado en el tintero durante el año escolar, ya que los exámenes finales abarcaban siempre “todo lo visto en el año”, según apuntaba la maestra en el frente de la clase con vocecita vengativa de bruja. Eran días de mucho estudio y mucho rezo, para alumnos como yo, siempre en la cuerda floja de pasar o no al siguiente grado escolar. Un mes duro por cuestiones del estudio retrasado y de golpes de pecho y contrición, pensando, pero ¿por qué no estudié desde un principio en lugar
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