Ministros de reemplazo
Los ministros de reemplazo, más que obedecer a ciegas al Presidente, deben ejercer su liderazgo para reencauzar el rumbo de la nave.
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Los ministros de reemplazo, más que obedecer a ciegas al Presidente, deben ejercer su liderazgo para reencauzar el rumbo de la nave.
Acá renuncian cuatro ministros y parece no pasar nada; en Chile, hace poco más de un mes, la renuncia de forma simultánea de los ministros de Hacienda y Economía, según parece, por un desacuerdo con Bachelet sobre un proyecto portuario-minero, provocó claras manifestaciones de preocupación por parte de las calificadores de riesgo y los agentes financieros, así como duras críticas por parte de la oposición. A diferencia de lo sucedido en Chile, el “quiebre dentro del gobierno” de Morales, para usar el nombre que utilizaron allá para referirse a este hecho, no obedece a una simple diferencia de opiniones sobre un proyecto productivo, sino, aparentemente, a una divergencia profunda acerca del grado de compromiso que debería tener el gobierno de turno con el combate a la corrupción. Lo que sería un crisis en otro país, acá pasa sin pena ni gloria. Aun así, que estas renuncias no hayan provocado mayor
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