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Más allá de quién tenga la razón, la iniciativa de Ley #5182, Ley de Fomento y Desarrollo de la Ganadería Bovina, Ovina, Caprina y Porcina de la República de Guatemala, la controversia surgida entre la SAT y el Minfin, por un lado, y el sector ganadero, por el otro, nos da importantes lecciones para el diseño de futuros impuestos en Guatemala. En cierto sentido, la SAT debería celebrar que un sector económico históricamente informal, dadas las características propias de su estructura productiva, ofrezca un mecanismo de tributación que permitiría incorporar a la formalidad tributaria a una inmensa cantidad de productores que siempre han operado en la informalidad. No puede seguir la SAT considerando que todo tratamiento impositivo diferenciado constituye un sacrificio de recaudación para el fisco. Actualmente es poco lo que se recauda de las actividades ganaderas informales de decenas de miles de pequeños, medianos y grandes productores dispersos a
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