Don Dinero
La niña se imagina a los padres, acariciándose sobre un volcán de monedas.
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La niña se imagina a los padres, acariciándose sobre un volcán de monedas.
Dinero, plata, pisto; solo de eso se habla en este deteriorado planeta. Crecen los niños con la idea de que sin él no se puede vivir. Los niños van a la escuela solo con lo necesario: una gabacha para no ensuciar la ropa, la lonchera, con un vaso térmico con rosa de Jamaica, galletas. Ya en el colegio, un estanquillo con gomas de mascar, chicharrones de plástico y tostadas los espera al salir al recreo. Una amiga regordeta abre su monedero y extrae un billete que se transformará en caramelos, paletas y nachos. Como es contagiosa la ambición, regresa la niña del colegio y suplica: –Quiero pisto para comprar dulces en el colegio–. –Crees que estamos sentados en pisto– responde la madre, mientras revisa las tareas de la patoja. La niña se imagina a los padres, acariciándose sobre un volcán de monedas. Los patojos notan que están creciendo, cuando aparecen
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