Oh, Ah, sin moverme
Para tener éxito uno tenía que enfocarse.
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Para tener éxito uno tenía que enfocarse.
Cuando yo era niño había un juego llamado Oh, Ah. Uno tomaba una pelota, y a una distancia prudente la arrojaba contra una pared para que rebotara, al tiempo que recitaba en cada tiro: Oh, Ah, sin moverme, sin reírme, en un pie, con una mano, media vuelta, vuelta entera, atrás y adelante, caballete, rodillete y así con el propósito de no dejar caer la pelota, ni reírse y ejercitar las habilidades motoras y supongo que hasta cognitivas. Si uno dejaba caer la pelota, otro de los jugadores empezaba con el Oh, Ah. Para tener éxito en el juego uno tenía que enfocarse y concentrarse, y no dejarse distraer por los otros jugadores. Un poco así andamos los chapines, “con más de una olla en la estufa”, diría yo. Que si tal, o cual va a Matamoros, o a Mariscal Zavala; que si los diputados aprueban la ley de in-competencia;
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