El Santo de Fuego
Un drama que se acentúa con un maquillaje lúgubre.
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Un drama que se acentúa con un maquillaje lúgubre.
En este momento de vacío político se necesitan hombres nuevos, redimidos y para quienes el compromiso con su pueblo sea superior a los intereses políticos y económicos de corto plazo. En “El Santo de Fuego”, obra de Mario Monteforte Toledo, y recién estrenada en el Teatro del IGA, Fray Bartolomé de las Casas representa a ese hombre nuevo, con cargo de consciencia de sus actos pasados, pero redimido por el amor a Dios y a los hombres. De las Casas es el rico que se da cuenta de sus injusticias pasadas, el poderoso que se da cuenta que la paz y la justicia –en la lectura de Monteforte Toledo- son incompatibles con el poder. Un tema por demás importante en estos momentos, en donde desesperadamente se busca una nueva política que rompa con la política tradicional que solo se interesa por el poder y la búsqueda de sus muy propios
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