El conjunto de medidas que propone el Gobierno a la sociedad guatemalteca no constituye una Reforma Fiscal: se trata de cambios en algunos impuestos vigentes, aislados, tipo “parche”, bastante lejos de la Reforma que el país necesita para superar con visión de largo plazo su añejo problema fiscal, constituido ya como obstáculo al desarrollo, pues implica la ausencia de un Estado moderno, que cumpla debidamente con las funciones para facilitar la actividad económica, social y política de los ciudadanos y empresas, suficientemente financiado para pagar el costo de la convivencia colectiva, es decir, de la Guatemala que aspiramos construir para la realización de las aspiraciones de todos y cada uno de los guatemaltecos. Es evidente que las necesidades financieras del Estado en infraestructura, salud, educación, entre otros, no pueden ser atendidas con los ingresos actuales, incluidos los recuperados por las gestiones de las nuevas autoridades de la SAT; de aquí,