Estado laico
La arquitectura de la República.
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La arquitectura de la República.
Un país que no enseña su historia de una forma seria y sistemática, está condenado a no fomentar pensamiento crítico. Está desprovisto de análisis procesal; se vuelve “presentista”, inmediato; anula la posibilidad de “historizar” y comprender los hechos que acontecen. Y aquí es lo que tenemos. Miedo a opinar, a decir, a reflexionar, a contradecir. ¡Quieren ovejas! Lo opuesto a los rebaños sería apostar por la trasformación del conocimiento, fomentar la unión en un plano de democracia y de igualdad. Comprometerse con un lugar común. Promover espacios de emancipación de pensamiento y combatir todo aquello producto de estereotipos. ¿Cómo fomentar nuestro propio pensamiento? ¿Cómo evitar la retórica espumosa de los políticos? Como afirmó en su momento Ferrer i Guardia, la manera de atender la laicidad no solo está vinculada a la separación de Iglesia-Estado, sino a la ambición y capacidad de liberar, de emanciparse de las personas de cualquier dogma,
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