Zalo Sueiras alias “Trucutú”
Nuestro cavernícola inverosímil.
Publicidad
Nuestro cavernícola inverosímil.
Cuando Pujas, el profesor de literatura del Colegio nos pidió a los alumnos de la Sección “A” que redactáramos un poema, Zalo Sueiras, alias Trucutú no lo dudó, en dos minutos pergeñó unos versos y orgulloso nos los leyó a todos. Los mismos rezaban así: “A lo lejos se divisa una vieja con gran prisa, que corriendo llega a misa impulsada por la brisa”; inmediatamente supe que no sería un gran poeta, pero sabía a ciencia cierta que sería un gran amigo. Recreo, una mañana entre semana. Por alguna razón, olvidada ya, el más pequeño de los canches Ruiz, que era dos veces más grande y canche que su servidor, me retó a los trancazos en el patio de fútbol del Colegio, condenándome de antemano a una paliza segura, temerario que soy, acepté el reto, pero justo cuando me aprestaba a recibir la primera trompada, apareció Zalo y se ofreció
Publicidad
Publicidad