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Como todos los gobiernos pasados, Jimmy Morales, ignorando sus promesas de campaña electoral, no pudo resistir las presiones y tentaciones para buscar el aumento de los impuestos a toda costa, sin contemplar los efectos y bajo la premisa de que el fin justifica los medios. Al estilo de Harry Potter, su Ministro de Finanzas, como buen mago, sacó del sombrero en cuestión de horas, la iniciativa de ley correspondiente, con todos los maquiavélicos ingredientes necesarios para asegurar la aprobación del paquete tributario por el “honorable” Congreso. Al contrario de lo que ocurrió con el reglamento de la Ley de Compras y Contrataciones del Estado, –luego de la nefasta reforma conocida como “Dorival-ICEFI” de 2015– con toda la parsimonia del mundo, el Ministro de Finanzas tardó largos seis –6– meses en aprobar dicho reglamento sin resultados, pues los negocios turbios en las compras y contrataciones siguen como de costumbre, el opaco
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