El armario de Julia
SOBREMESA
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Es interesante observar a los ancianos arrancados de raíz de sus antiguas viviendas, de su casa en el Centro, por ejemplo, llevados un poco a la fuerza, un poco a regañadientes a formar parte de otra familia, en una nueva vivienda y diferente entorno. Personas que han tenido que deshacerse de la mayoría de sus haberes, por obligación, necesidad de espacio o porque así tiene que ser; sobreviviendo la nueva vida, apretados en una pieza o cuarto, sin lo que significó toda una vida: cama, mesa de noche, televisor y, con muchísima suerte, metido a rempujones y a la fuerza, el ropero salvado. Situación en muchos de los casos muy triste porque la necesidad obliga a dejarlo todo: el barrio, la iglesia y la casa. Regalar al perro y el gato, las jaulas con los canarios y las colas de quetzal verdísimas plantadas en latas vacías de leche Klim o
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