Humanidad y acción colectiva
La solidaridad global es un mecanismo necesario, pero insuficiente.
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La solidaridad global es un mecanismo necesario, pero insuficiente.
El desarrollo de la humanidad sigue sufriendo diversos tropiezos marcados por la búsqueda de nuevos parámetros de dominación en manos de unos cuantos que consideran que las civilizaciones son estructuras subordinadas, que “deben” estar bajo el control de gobernantes y grupos aparentemente legitimados para tomar decisiones, muchas veces adversas, en nombre de ese desarrollo. Traigo a colación esta reflexión en momentos de apremio marcados por los dramáticos episodios de Beirut y París sucedidos en días recién pasados. Caemos en la cuenta que experimentamos una guerra de escala global, marcada por una lógica distinta a la de las conflagraciones mundiales anteriores. Ahora se trata de subordinar la humanidad heterogénea a las nuevas disputas, unas reales y otras creadas, unas válidas y otras para encubrir las ansias y desenfrenos de unos cuantos, donde confluyen marcadas expresiones extremistas con la búsqueda de nuevas hegemonías; teniendo al medio vastas expresiones ciudadanas cuyos derechos y
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