Más ciudadanía y menos clientelismo
Para darle sostenibilidad a la democracia.
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Para darle sostenibilidad a la democracia.
Existe una correlación directa entre repliegue del Estado social y expansión de partidos clientelistas que se volvió insoportable. Comenzó a ocurrir a fines de la década de 1980 y se profundizó en este nuevo siglo. Al abandonar las políticas sociales universales –desmantelando las amplias redes de extensionistas agrícolas, en salud y el tejido educativo nacional y de calidad– el Estado dio la espalda a la ciudadanía y en su lugar fomentó clientes. Los programas sociales focalizados, diseñados para mitigar los costos del ajuste económico estructural, se convirtieron en múltiples instrumentos electorales, por cierto, poco eficaces para revalidar la gestión central del Gobierno. No solo fueron los fondos sociales. Después vino la piñata del presupuesto público donde todos se repartieron: los alcaldes con mayor capacidad, hicieron de su asignación anual del situado constitucional una chequera personal a través de los fideicomisos y contratos de administración; los diputados recibieron de muy buena
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