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Durante tres años y ocho meses fui insultado, difamado, desacreditado y descalificado desde perfiles falsos en las redes sociales. Eran pagados, vividores y serviles de Pérez, Baldetti y Cuevas, azuzados para emplear un lenguaje de fanáticos. Antes, por medio de correspondencia, radio y television abierta, me atacaron sin desmayo ni descanso, Serrano, Arzú, Portillo y Sandra (quien dictatorialmente llevaba los pantalones en el gobierno de la UNE). Y, desde el miércoles de la semana pasada, volvió el fuego intenso, esta vez de francotiradores digitales de Jimmy Morales y de Sandra Torres, ambos representantes emblemáticos de la pobreza política de la cual aún no se sacude Guatemala. Para mi fortuna, el periodismo independiente, irreverente y sin recato que promuevo desde siempre, basado en información corroborable, no tiene más pretensión que desnudar las bajezas y cochinadas del poder. Por eso los insultos que me vienen de vuelta desde el nido de ese
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