¿Convalida la “democracia” el ejercicio de poder ilimitado?
La sentencia dictada a Leopoldo López es resultado de la inexistente democracia que se enmarca en el poder absoluto de un déspota.
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La sentencia dictada a Leopoldo López es resultado de la inexistente democracia que se enmarca en el poder absoluto de un déspota.
¿Debe tolerarse que el voto mayoritario dé carta blanca a las mayorías dominantes para que el Ejecutivo coopte y centralice a los organismos del Estado (Legislativo y Judicial), pisoteando a conveniencia los derechos humanos de cualquier ciudadano que por convicción rechace la dinámica autoritaria y no doble la rodilla ante las aspiraciones dictatoriales de quienes ocupan el poder? ¿Será el mágico referente de la mitad más uno, el único elemento para calificar una democracia? No lo es; y ese es precisamente el avance que se perfiló en la segunda mitad del siglo XX con las distintas iniciativas (Tratados, Convenciones y de más instrumentos internacionales) para alcanzar la paz mundial, protegiendo la soberanía de los Estados pero también la paz interna de cada nación, comprometiendo simultáneamente a sus autoridades a respetar el ejercicio de la libertad de sus ciudadanos así como velar por la protección a los derechos humanos de todos
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