“Tito” declara la guerra al pueblo
El Ejército jura lealtad.
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El Ejército jura lealtad.
Nadie lo duda, Pérez Molina se decidió por agudizar el conflicto. Seguramente inspirado en aquello de que la mejor defensa es el ataque. A la batalla solo le acompañan un Ejército Nacional: adormilado, aquejado de corrupción, sin más brillo que el de las botas y de muy triste figura. La milicia se decide por la penosa tarea de apañar los desmanes de “sus antiguos” bajo el argumento de garantizar la institucionalidad. Es esta la fuerza real con que cuenta Pérez Molina; en la segunda línea aparece un abigarrado grupo de descamisados que de un día para otro, se transformaron en adalides de esa institucionalidad que defienden los militares y el CACIF. Su propuesta no tiene –a mi juicio– sustento político se trata –más bien– de pepenar lo que sobra de los repartos del poder. Es un cuerpo social ahistórico sustentado en las arenas movedizas del presidencialismo. No encuentro otra explicación.
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