Que siga la fiesta en el Titanic
Los países no tocan fondo.
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Los países no tocan fondo.
Será la fuerza de la costumbre o los nichos de confort que ofrece el sistema. Para algunos comentaristas es normal una democracia en la que el Congreso está capturado enteramente por grupos de interés, lícitos e ilícitos. Es más, hasta les parece digno de encomio que los representantes se burlen de la ciudadanía y hagan de la ley y las sanciones del TSE papelitos arrugados que lanzan al cesto, mientras desarrugan los billetes de recaudación de campaña. Su idea de democracia es un mercado tropical irrefrenable en el que se compran votos, se cobran coimas y se saca raja a cualquier contrato público. La rabia ciudadana no entra en esas cuentas. Si no, miren las encuestas: la gente quiere ir a votar y que no se mueva el calendario. ¡El 80 por ciento! No es coincidencia que la cifra empate con la de la población socialmente excluida. Entiendan las
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